Misión Jesuítica Guaraní Nuestra Señora de Santa Ana

Es otra de las reducciones que aún conserva gran parte de su infraestructura y es muy bonita la verdad, a pesar de que no es tan conocida como las de San Ignacio. Lo bueno es que abonando la entrada de una ya tiene acceso por dos semanas para conocer las demás.

Me encantó! Estás ruinas podrían estar como las de San Ignacio reconstruidas pero decidieron hacer otro trabajo apuntalando paredes que ya estaban y el resto está como lo van encontrando haciendo que sea un lugar más natural y uno pueda sentirse como si fuera un explorador de otra época. Se pueden distinguir varios edificios a pesar del estado, su ubicación es ideal ya que a diferencia de San Ignacio está en alejado de la ciudad metida bien en la selva lo cual suma a su misticismo y también se pueden apreciar fauna y flora. La atención del guía fue muy buena, al estar nosotros solos fue más personalizado estuvimos más de media hora charlando y aprendiendo,nos llevó al museo y luego nos acompaño hasta la plaza donde nos señalo los edificios para dejarnos explorar por nuestra cuenta el resto. Para agregar todavía más a la visita, el cementerio fue reutilizado durante el nacimiento del pueblo hasta 1980 cuando se prohibió dejando las lápidas y mausoleos a la buena de Dios haciendo el paisaje medio como apocalíptico. La verdad la pasamos muy bien en este lugar, recomiendo arrancar antes por está misión o por alguna de las otras antes que San Ignacio porque los guías te dan buenas explicaciones en grupos más reducidos.

Estas ruinas son encantadoras, manteniendolas tal y como quedaron perdidas un poco entre toda la naturaleza. Están un poco alejadas pero valen mucho la pena. La persona que nos recibió nos dió una muy completa charla y fue muy amable.La entrada es económica y podés usarla para todas las misiones.

La Misión Jesuítica Guaraní Nuestra Señora de Santa Ana es un importante sitio histórico y cultural ubicado en Santa Ana, provincia de Misiones, Argentina. La misión fue fundada por los jesuitas en el siglo XVII como parte del sistema de reducciones jesuíticas en Sudamérica.Las misiones jesuíticas guaraníes fueron establecidas con el propósito de evangelizar a los indígenas guaraníes y también para protegerlos de la explotación de los encomenderos y las incursiones de los bandeirantes portugueses. Estas misiones eran comunidades autosuficientes que combinaban la vida religiosa con la producción agrícola y la artesanía.La Misión de Santa Ana fue una de las muchas misiones jesuíticas en la región, pero se destaca por su impresionante arquitectura y su ubicación pintoresca. El complejo incluye una iglesia, una escuela, viviendas para los indígenas y los sacerdotes, talleres y huertas. Aunque gran parte de la misión ha sido reconstruida, todavía se pueden apreciar muchos elementos originales y la atmósfera histórica.Desde el punto de vista cultural, la Misión de Santa Ana representa un testimonio valioso de la fusión de las tradiciones europeas y guaraníes. Las técnicas de construcción, los diseños arquitectónicos y la decoración reflejan la influencia de la arquitectura barroca española, mientras que la organización comunitaria y la producción agrícola se basaban en las tradiciones indígenas.Visitar la Misión de Santa Ana es una experiencia enriquecedora para los amantes de la historia y la cultura. El sitio ofrece visitas guiadas que permiten a los visitantes aprender sobre la vida cotidiana en la misión, su importancia histórica y las interacciones entre los jesuitas y los indígenas guaraníes. Además, la belleza natural de la región circundante agrega un atractivo adicional a la visita.En conclusión, la Misión Jesuítica Guaraní Nuestra Señora de Santa Ana en Argentina tiene un gran valor cultural como un testimonio histórico de las misiones jesuíticas y la influencia de la cultura guaraní en la región. Vale la pena visitarla para aprender sobre la historia y disfrutar de la belleza arquitectónica y natural que ofrece el sitio.

Recomendable..el pasado en el presente...todo bien cuidado

Hermoso lugar totalmente rodeado de naturaleza el guía excelente, sus explicaciones impecables. Nos encantó

Las ruinas están casi todas en el suelo, solo cortan el pasto sobre las piedras tiradas. Hay cero investigación. No permiten a los arqueólogos trabajar por pura burocracia. Una pena, ya que es parte de nuestra historia enterrada.

Aclaración: bajen en la rotonda hacia Oberá, donde está la YPF. Es un camino de tierra de 1km aprox y luego asfalto. GMaps nos guió que había una salida extra, y cuestión que tuvimos que hacer 5km hasta un retorno.En cuanto a las reducciones, es muy impresionante ver cómo la naturaleza avanzó tanto por sobre lo que un día fueron semejantes edificaciones.

La explicación del personal del lugar es genial, pero el lugar en sí le falta mantenimiento. Tiene baños públicos, no posee comercio para compras.

Lugar histórico digno de visitar.